Como si de una receta transmitida a través de generaciones se tratara, la tradición ha vuelto a cobrar vida en el Centro de Mayores «Padre Diego Suárez Mora». En un ambiente que combina aromas dulces y recuerdos imperecederos, nuestros queridos abuelos se han adentrado en la sabrosa tarea de elaborar torrijas, un manjar que, más que un postre de cuaresma, es un puente que une pasado y presente en cada bocado.
Durante los días previos, el taller se convirtió en un espacio para ejercitar la memoria, una actividad que se revela tan valiosa como cualquier ingrediente de cocina. Entre risas y anécdotas, los abuelos compartieron sus secretos y métodos tradicionales para preparar torrijas, recordando cada detalle desde la proporción de azúcar hasta el punto perfecto de cocción del pan empapado en leche.
Y llegó la hora cumbre, la tarde en la que, con las manos en la masa, todos se dispusieron a cocinar esos dulces típicos que tantos recuerdos dulces evocan. Guiados por el personal del Centro, se llevaron a cabo mixturas y frituras, transformando ingredientes básicos en exquisitas obras de arte reposteras.
El resultado fue una riquísima merienda, una velada en la que no sólo se degustaron las torrijas sino también las historias y sonrisas que son el verdadero corazón de nuestro Centro. Este taller de repostería es una prueba más de que la tradición y la cultura culinaria son parte integral de la experiencia en el Centro de Mayores «Padre Diego Suárez Mora», donde cada actividad está pensada para enaltecer el espíritu y paladear la vida.
