Obras Cristianas de Gibraleón dotará económicamente a un comedor para 40 niños muy pobres en Camerún

Pertenece a un centro escolar de las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl, al que regalará también diez nuevos ordenadores

Obras Cristianas de Gibraleón apoya desde ahora una nueva obra solidaria de carácter social y de caridad, en la línea de acción que la asociación olontense mantiene desde su fundación -allá por 1976- de ayudar siempre al prójimo más necesitado y humilde proclamando así las bienaventuranzas de Jesús.

En esta ocasión se trata de dotar económicamente a un comedor para cuarenta niños muy pobres en Camerún, país situado en el África central. El sitio en cuestión forma parte de un centro escolar de las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl.

Una de las misioneras, la hermana Sor María del Pilar del Río, a punto de cumplir 80 años de edad y, sin embargo, en plena juventud física y, sobre todo, emocional e intelectual, se entrevistó, en la sede central de Obras Cristianas con el padre Diego Suárez Mora, presidente de la entidad, a quien transmitió las muchas necesidades que padecen los niños pobres de Camerún, muchos de los cuales pueden considerarse afortunados si consiguen comer una vez al día, así como la necesidad de nuevos ordenadores con los que poder dotar el centro formativo de las Hermanas de la Caridad, de manera que no se pare la formación y educación de los jóvenes que estudian en él, porque sin educación y valores no hay progreso.

Y en consonancia con que Obras Cristianas debe y tiene que estar donde Dios le pida, el padre Diego hizo suya la necesidad y de la institución que preside de los niños pobres de Camerún, manifestándole la disposición de la asociación a ayudar con la dotación de diez nuevos ordenadores al centro escolar y ayudar económicamente al comedor de la escuela, para que sepan, en palabras del propio sacerdote, que “en la distancia, a pesar de los miles de kilómetros que nos separan, hay mucha gente que les quiere y que pensamos en ellos y en sus necesidades, algo que nos duele enormemente y que, en la medida de lo posible, estamos todos obligados al menos a paliar como mejor sepamos y podamos”.

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