Nueve familias que sufren la guerra de Donetsk, en Ucrania, acogidas por la Asociación de Obras Cristianas de Gibraleón

El 40 aniversario de la Asociación de Obras Cristianas de Gibraleón no ha podido tener mejor celebración. Y es que 39 personas, la mayoría niños, que sufren la guerra que se está librando en Ucrania, concretamente en la zona de Donetsk, han llegado a la casa de acogida que la Asociación de Obras Cristianas de Gibraleón tiene en La Antilla.

No pocos han sido los inconvenientes que se han tenido que superar para que esta iniciativa haya podido llegar a buen puerto, dadas las dificultades que entraña desplazar a tantas personas desde la lejana Ucrania que, además, sufre la lacra de la guerra.
A las complicaciones para obtener los permisos para que estas personas pudieran salir de su país, hay que unir la incidencia ocurrida cuando ya estaban en tierras españolas, al perder el tren que las desplazaría desde la Ciudad Condal hasta Sevilla, por un retraso en el vuelo que las trajo desde Ucrania.
Tras innumerables gestiones para que los niños y adultos venidos de un país en guerra pudieran pasar la noche en Barcelona y poder coger otro tren al día siguiente, las familias, con padres adoptivos, biológicos y niños huérfanos, llegaron sanos y salvos a tierras onubenses.
Una vez en Gibraleón, estas personas pudieron comer en el salón de celebraciones El Manantial, de la Asociación de Obras Cristianas, para más tarde desplazarse a la casa de La Antilla, donde durante algo más de un mes podrán olvidarse, si es que pueden, de horror de una guerra en la que están sumidas miles de personas por culpa del conflicto armado entre Rusia y Ucrania.
Como no podía ser de otra manera, tanto estos niños y adultos, como las personas que los van a atender aquí, con el padre Diego Suárez Mora al frente, no podían ocultar su satisfacción: unos por la atención recibida y otros por seguir atendiendo al necesitado.

 

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