Durante esta temporada tan especial, donde la alegría y la generosidad se entrelazan en un abrazo cálido, el Centro de Mayores «Padre Diego» se ha convertido en el epicentro del espíritu navideño. Como cada año, esos corazones experimentados y llenos de historia han dejado huella, extendiendo ramilletes de buenos deseos mediante un detalle navideño hecho con amor.
La Asociación de Obras Cristianas ha sido testigo de este hermoso intercambio de felicidad y esperanza, que tiene a los mayores como protagonistas y a los centros hermanos, que dan vida y alegría a las personas con discapacidad, como escenario. Con una agenda repleta de amor y buena voluntad, nuestros mayores no solo han querido compartir un regalo, sino también un mensaje: una feliz navidad y un próspero año 2025.
Esta jornada maravillosa no ha sido solo un intercambio de obsequios; ha sido un tejido de relaciones, un recuerdo palpable de lo que la Navidad representa. Un gesto que va más allá de lo material y encarna el nacimiento del Niño Jesús, haciendo de la bondad y la fraternidad elementos tangibles que cada uno puede sentir y experimentar.
Cada sonrisa, cada palabra de agradecimiento y cada abrazo, han hablado más que mil palabras este día. Los trabajadores y usuarios de los centros han recibido las felicitaciones no como un simple protocolo, sino como la esencia pura de la navidad, donde cada momento vivido se ha cargado de significado y amor.
Ya en los corredores de los centros, donde la eco de las risas y el cálido ambiente navideño permanecen, sólo podemos sentirnos afortunados. Afortunados de ser parte de esta gran familia que es la Asociación de Obras Cristianas, y afortunados de presenciar cómo el respeto y la admiración por nuestros mayores se fortalecen y expanden, tocando corazones y construyendo un futuro más humano y cariñoso.
¡Que viva la Navidad en todo su esplendor en los corazones de todos, y que el próximo año traiga consigo renovación, entrega y mucha felicidad!
