Desde el corazón del Complejo Residencial Betsaida, nos llegan ecos de tradición y sostenibilidad que evocan el espíritu de la comunidad. Este mes, los residentes han celebrado una cosecha excepcional, donde han brillado las tradiciones culinarias y los beneficios terapéuticos de la tierra. Nos referimos, cómo no, a las tradicionales habas enzapatadas, un plato que va más allá del sabor, hablando del cuidado y la conexión con nuestro entorno.
Con las manos en la tierra del huerto terapéutico, los usuarios han brindado sus cuidados para recolectar una abundante cosecha de habas durante el mes de marzo y principios de abril. Este ciclo, donde se siembra, se cuida y se recoge lo sembrado, no solo es una metáfora de la vida, sino también una actividad que enriquece el ánimo y fortalece la comunidad.
El resultado de este esfuerzo colectivo fueron platos llenos de la frescura y sabor auténtico de las habas enzapatadas, delicadamente cocinadas con poleo y ajo verde—productos también del huerto del complejo. Se trata de un ciclo virtuoso donde los frutos cosechados se transforman en deliciosos platillos que nutren y alegran a todos.
Saborear estas habas no es solo un acto gastronómico, sino un momento de celebración compartido por toda la comunidad residencial. Y la expectación crece, puesto que ya se vislumbra el próximo banquete: un refrescante Salmorejo que promete cautivar nuestros paladares cuando tomates, pimientos y pepinos maduren en este fértil pedazo de tierra.
En Betsaida, cada alimento cultivado es una historia de colaboración y salud, y cada bocado, una delicia que alimenta el cuerpo y el espíritu. ¡Estén atentos para nuestro próximo festín vegetal!